martes, 17 de noviembre de 2015

LAS DIFERENTES UBICACIONES DEL PERIÓDICO EL DEFENSOR DE GRANADA

(hasta 1915)

El 20 de septiembre de 1880 amanece Granada con un nuevo periódico en sus calles, El Defensor de Granada. Luis Seco de Lucena fue su fundador y propietario hasta diciembre de 1907, cuando decide venderlo. Seguirá siendo director por un periodo suplementario de 8 años (1915). En 1936, con los primeros estragos de la guerra, desaparece .

A lo largo de sus primeros 35 años de vida cambió su ubicación en varias ocasiones, adaptando sus oficinas bien a la necesidades que originaban su crecimiento, bien a la maquinaria de su imprenta cada vez más moderna y que contaba con los últimos avances tecnológicos del momento.

En 1894, abre sus nuevas oficinas en la céntrica calle Reyes Católicos, justo al lado del ayuntamiento, instalando en su primera planta EL SALÓN DEL DEFENSOR, lugar de exposiciones, de conciertos y de reuniones. La imprenta se queda ubicada en la calle Jardines junto al domicilio del propietario. Hay que esperar el año 1900 para que de nuevo se mueva el taller de impresión al callejón de las campanas dónde Seco de Lucena compra un carmen en el que se instalará con su familia.

Luis Seco de Lucena se impuso desde el primer día un ritmo de trabajo intenso ya que trabajaba 18 horas al día, ausentándose del periódico a las 5 de la mañana (una vez revisada la portada) y volvía a las 11 para empezar de nuevo con su pasión. El Defensor fue el primer periódico que iba a salir por la mañana, imprimiéndose de noche, ofreciendo a sus lectores ampliaciones de noticias, si fuera necesario, durante la tarde mediante un suplemento, o varios suplementos como ocuriró durante los acontecimientos de la guerra de Cuba.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Próximamente respuesta publicada el 10/01/1962


FATIMA RECLAMA SU NOMBRE


(Carta abierta del catedrático Luis Seco de Lucena) PATRIA 12/12/1961
Sr. don Eduardo Molina Fajardo,

Mi querido amigo:


Leo siempre con interés los sabrosos artículos que vienes publicando en la página que PATRIA dedica diariamente a la Granada actual y a la evocación de la Granada de otros tiempos. El que apareció el pasado día 5 con el título de "La mirada hacia atrás", me induce a escribir esta carta con el doble propósito de advertirte de un pequeño error, escapado al correr de la pluma, y de completar la información que ofreces acerca de la tradición del "suspiro del moro".


El error se escapa con frecuencia de la pluma de literatos e historiadores insignes y lo que es más grave, lo encontramos  a veces, en tratados de historia de España, que se hayan como libros de textos en algunos centros docentes, lo cual, como es lógico, contribuye a su persistencia. Sin embargo, los granadinos debemos subsanarlo porque afecta a nuestra historia local.


Consiste dicho error en llamar Aixa a la esposa del sultán Abu-I-Hasan Alí (a quien conocemos por Muley Hacén) y madre del último monarca granadino Abu Abdalláh Muhammad, el que entregó esta ciudad a los Reyes Católicos y al cual vulgarmente denominamos Boabdil. El verdadero nombre de esta princesa que llegó a ser sultana, fué el de Fátima. Se llamó Aixa una hija suya y hermana, por lo tanto, de Boabdil.Hace ya varios años que en ALANDALUS, revista que editan las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, y con el título "la sultana madre de Boabdil", publiqué un trabajo en el que, conjugando la información de una crónica y varios documentos árabes y un privilegio rodado de los Reyes Católicos fije el nombre (Fátima) y la genealogía (hijo del sultán Muhammad ben Nasr) de esta reina granadina, la cual, según cuentan las historias, fué mujer de varonil carácter, dotada de gran energía y de entero corazón.


Pienso que el suceso, real o imaginado, que dió origen al nombre del lugar granadino conocido por "Suspiro del Moro", acaso tenga más de real que de imaginado; a pesar de que siempre se ha creído lo contrario y ha sido considerado como una bella y conmovedora leyenda. Me afirma en tal opinión la circunstancia, que creo que hasta ahora no ha sido advertida, de que la versión recogida por fray Antonio de Guevera no fué la única que circuló en Granada durante la primera mitad del siglo XVI, en tiempos inmediatos al suceso.


Coetánea, si no anterior a la que el fraile nos dió en sus "epístolas familiares", es la que recogió el anónimo autor de la "Historia de la Casa Real de Granada", interesante opúsculo sobre los reyes nasaríes que conservaba inédito en la biblioteca de la Real Academia de Madrid, hasta que mi ilustre colega e investigador de la historia granadina desde el lado cristiano, don Juan de Mata Carriazo, catedrático de la Universidad de Sevilla, lo editó en nuestra MISCELANEA DE ESTUDIOS ARABES.Cuenta así el suceso el anónimo autor de la "Historia": "Vueltos los Reyes Católicos al campo con el rey Chiquito, en tanto que sus capitanes se apoderaban de las fuerzas, después a 6 de enero, entraron con grandísimo triunfo en la ciudad; de salió el rey Chiquito para ir a Val de Purchena en las Alpujarras. Y llegando a un monte donde se pierde la vista de Granada, como vuelta la cabeza se tornase a llorar, su madrastra la reina Zoloyra le dijo pues que no había sido para defenderla como hombre, que no llorase como muger".


La anónima "Historia" de donde procede el párrafo anterior debió ser escrita en la primera mitad del siglo XVI (según supone el señor Carriazo), es decir anterior o simultáneamente  a la aparición de las "Epístolas Familiares de fray Antonio de Guevera y no cabe suponer un plagio porque, además, las versiones recogidas por los autores de ambas obras son distintas. Coinciden en lo esencial: que Boabdil, al alejarse para siempre de Granada, reprimió un sollozo.


Según la versión de fray Antonio de Guevera, la madre de Boabdil (cuyo nombre no cita) reprochó a su hijo no haber sabido defender la capital de su reino. Según la versión del anónimo autor de la "Historia", fué su madrastra "Zoloyra" quién le lanzó el amargo reproche. En "Zoloyra" no cuesta trabajo descubrir una incorrecta transcripción castellana del árabe "Zorayya", nombre que tomó Isabel de Solís  cuando se convirtió al Islam y fué desposada por Muley Hacén.


Se ha venido creyendo que el relato de fray Antonio de Guevera es puramente imaginativo; pero tal sospecha carece ahora de todo fundamento y no es posible poner en tela de juicio que entre los moriscos granadinos de la primera mitad del siglo XVI circulaba conservado por tradición oral, como prueban sus dos distintas versiones, el relato de lo que acaeció a Boabdil en el lugar que hoy conocemos como el "Suspiro del Moro".


Las dos versiones conocidas des esta tradición, han tenido recensiones en historiadores posteriores. Podemos ver la de fray Antonio de Guevera en la "Historia de rebelión y castigo de los moriscos" de Luis del Mármol, cuya primera edición fué publicada a fines del siglo XVI, es decir sesenta años después de las "Epístolas familiares". La del anónimo autor de la "Historia de la Casa Real de Granada" la encontramos notablemente amplificada en el libro XL del "Compedio Historial" de Esteban de Garibay, publicado en Amberes el año 1571.


En una órbita mía sostengo que toda la leyenda tiene un fondo histórico que la creación literaria suele deformar en holocausto de la mayor fuerza política. No existe ninguna razón para negar ese fondo a la bella y conmovedora leyenda del "Suspiro del Moro". Al contrario, las fuentes informativas a que antes me refiero parecen afirmarlo de manera convincente. Para mí, lo histórico está en la leyenda, el suceso realmente acaecido, lo constituye el sollozo de Boabdil cuando contempló, por última vez, la ciudad de que le apartaba el Destino. Lo puramente imaginativo es el reproche que le lanzó su madre, según unos, o su madrastra, según otros; aditamento que imprime al relato una gran fuerza poética.


Un cordial saludo de tu buen amigo.

LUIS SECO DE LUCENA PAREDES



Nos congratula  que el ilustre catedrático, investigador afortunado de la historia árabe de Granada, coincida exactamente con nuestro parecer, expuesto en el artículo "La mirada hacia atrás", salvo en un dato onomástico. El criterio del que firma esta sección quedó condensado en tres líneas: "Dudamos de las palabras de Aixa, y acogemos con certeza las lágrimas del Boabdil de nuestras crónicas".


Respecto al Aixa en vez de Fátima, ya recordábamos que don Miguel Garrido Atienza aclaró, en 1910, el nombre de la madre del monarca nasrí, indicando el privilegio rodado, expedido en 30 de diciembre de 1492, en que se dice "e agora la Reyna cetí Fátima, madre del dicho Rey Muley  Baavdili..."; pero consignando también que con el nombre de Aja o de Aixa "nos es más conocida".

Si el admirable profesor admite en las líneas anteriores doble denominación para Abu-I-Hassan Ali " a quien conocemos por Muley Hacén" , y Abu Abdallah Muhammad, "al cual vulgarmente denominamos Boabdil" y lo consiente aún en los textos estrictamente históricos, ¿cómo se sorprende de que en un texto literario recordemos a Aixa, siguiendo la observación del señor Garrido Atienza, porque así, al que escribe y a la totalidad de los lectores "no es más conocida"?

Por desgracia la pureza onomástica que pretende nuestro excelente amigo, - y que nosotros desde esta instante defendemos, aliándonos con él - su teoría no ha sido seguida aún por los historiadores de nuestro tiempo. Tenemos sobre la mesa en interesante "Diccionario de Historia de España" publicado en 1952 por la "Revista de Occidente", cuya sección "España árabe" ha sido dirigida por el orientalista  y académico don Emilio García Gómez; y en el leemos Aixa en vez de Fátima. En el extenso "Manual de Historia de España de don Pedro Aguado Bleye, revisado por don Cayetano Alcázar, editado en 1954 y que sirve de obra de consulta en la sección de Historia de las Facultades de Letras, se escribe Aixa. Y hasta en la magistralmente erudita "Miscelánea de Estudios Árabes" que dirige el propio don Luis, se publicó hace cuatro años un trabajo del profesor Juan de Mata Carriazo, - precisamente el estudio que se cita en la carta - y en el que se nombra dos veces a la reina Aixa, sin añadir ninguna nota aclaratoria.


A pesar de todo ello, y precisamente por eso, nos parece que el prestigioso catedrático y principal investigador español del reino de Taifas granadino. debe de incrementar su propaganda a favor del reconocimiento de Fátima en contra el Aixa. Y la primera medida localista ¿no debería ser el ayuntamiento de Granada que varíe el nombre de la Cuesta de Aixa? Pues mientras una calle de nuestra población proclame oficialmente su homenaje, con tal nombre a la madre de Boabdil, no hay nada que hacer. ¡ Y siempre será más fácil sustituir un azulejo en un muro, que unos renglones en millares de doctos volúmenes impresos!


E.M.F.

viernes, 16 de octubre de 2015

El cuarto Polígono de Granada (10/03/1968)

Señor don Santiago Lozano.

Director de IDEAL

Mi querido amigo:

En el periódico que con tanto acierto diriges, correspondiente al pasado domingo día 3, y con el título "Los tres polígonos de Granada", se publicó un interesante artículo editorial en el que su autor, reflejando exactamente a mi juicio el sentir de los granadinos, se congratula por "algunos logros, perspectivas y circunstancias recientes" que, sin duda alguna, redundan en beneficio de la ciudad. Explica tu redactor lo que van a ser en un futuro próximo en barrio de La Paz, el Merca-Granada y "Agresa" y da cuenta de las gestiones que se han realizado y que se vienen realizando para que los respectivos proyectos plasmen en tangible realidad.

El título del artículo al que me refiero, "Los tres polígonos de Granada", parece excluir la existencia de otros, aunque el articulista no haya pretendido hacerlo. Y como hay en Granada un Polígono Universitario que, desde mi punto de vista (soy catedrático de la Universidad) reviste, en muy diversos aspectos, un interés superior al de los restantes polígonos; y, por otra parte, es posible que muchos granadinos no sepan, o sepan poco, acerca de dicho polígono universitario; y que quienes conozcan su existencia, ignoren las dificultades que ha sido preciso vencer y los esfuerzos realizados para conseguirlo, yo, si tu amablemente me cedes un espacio en IDEAL, voy a intentar ofrecer a tus lectores una información que pretendo sea lo más completa posible.

El de dominio público el sorprendente crecimiento que la población escolar española ha tenido durante los últimos años y, como consecuencia de ello, los dos graves problemas que ha planteado: uno, la falta de docentes; otro, la insuficiencia de locales donde impartir las enseñanzas. Por lo que afecta a la Universidad de Granada, en el transcurso de un quinquenio se ha duplicado el número de alumnos inscritos en sus diversas Facultades, número que, en el curso 1961-1962 se cifró en 5.227 y que, en el actual excede de los 10.000. Al crecimiento del alumnado hay que añadir la mayor especialización que, por causo de progreso de la Ciencia, y de acuerdo al ritmo seguido por otros países, se viene imprimiendo a los estudios de determinados materias y que cristaliza en la división de una Facultad en Secciones, lo cual, a efectos de profesorado y locales, implica la conversión de una Facultad en otras varias. La de Letras granadina consta hoy de cinco secciones.

En Granada, a pesar de que varias Facultades (Letras, Medicina y Farmacia) disponen de edificios propios, independientes del que ocupa la vieja Universidad; a pesar de que, en algunos de estos edificios se han realizado recientemente importantes obras de ampliación; a pesar de que, a efectos de utilización de locales, los cursos de matrícula más numerosa han sido divididos en grupos, de acuerdo  con la capacidad de las aulas disponibles; a pesar de que, consecuentemente, las enseñanzas se explican mañana y tarde, lo que entraña una doble tarea para el profesorado; y a pesar de todos esos pesares, las aulas universitarias no dan abasto para acoger al creciente número que acuden a ellas.

Va para cuatro años que, con certera visión del porvenir, el rector y la Junta de gobierno de la Universidad de Granada, de una parte, previendo la futura concurrencia de las actuales circunstancias; y estimando, de otra, que, había cuenta de la categoría de Granada y del prestigio que goza su Universidad, era necesario dotar de centros de enseñanza superior en armonía con las exigencias del tiempo en que vivimos, decidieron proponer al Gobierno la creación de una Ciudad Universitaria que satisficiese las necesidades, de diversa índole, sentidas por la juventud estudiosa de nuestros días. Una Ciudad Universitaria a la moderna, enclavada en zona verde, con instalaciones deportivas, con mensa académica, para profesorado y alumnos, con centros experimentales de enseñanza, con colegios mayores y con edificios funcionales capaces de contener cómodamente al alumnado.

El ministerio de Educación y Ciencia acogió favorablemente la propuesta de la Universidad granadina, prestándole decidido apoyo económico y el Ayuntamiento de Granada cooperó con entusiasmo y eficacia a la realización del proyecto, mediante la cesión de dos parcelas que, según el plan de Ordenación Urbana, integraban al Parque de la ciudad. Para que la cesión tuviese efecto fue necesario modificar el citado plan de Ordenación Urbana, conseguir informe favorable del Consejo de Estado y de la Comisión Central de Urbanismo y, finalmente, que el Consejo de ministros autorizase la modificación. El expediente se tramitó a pie de marcha y el 14 de agosto de 1965, tras laboriosas e ininterrumpidas gestiones, fue dictado el correspondiente decreto.

Los terrenos cedidos por el Ayuntamiento abarcaban una superficie  de 86.000 metros cuadrados y como el espacio calculado para la ubicación de la futura Ciudad Universitaria excedía de los 200.000 y las parcelas colindantes con las que cedió el Municipio pertenecían a particulares, fue preciso otro decreto, esta vez de expropiación forzosa, que el ministerio de Educación y Ciencia dio el 25 de octubre del mismo año.

Inmediatamente después de ser ocupadas las parcelas cedidas por el Ayuntamiento, comenzó la construcción de algunos de los edificios que integran la Ciudad Universitaria, mientras que se iniciaba el expediente expropiación de los terrenos de propiedad particular, cuya superficie alcanza  a unos 140.000 metros cuadrados y se formulaba el proyecto y presupuesto(que importa dieciséis millones de pesetas) para la urbanización del recinto en que aquélla ha de quedar comprendida, proyecto y presupuesto que han sido ya aprobado por el Ministerio de Educación y Ciencia. Para proceder a la subasta de las obras sólo quedan que sean ocupados los referidos terrenos y cómo convenía acelerar el trámite de su forzosa expropiación, por decreto del mismo ministerio, dado el 27 de junio de 1967, se acordó aplicarle procedimiento de urgencia. Por imperativo de la Ley, la ejecución de este último trámite compete al gobernador civil de la provincia, en cuyas manos se encuentra ahora el expediente.
El Polígono o Ciudad Universitaria queda limitado al Norte por la estación de Andaluces, calle de nueva apertura y la avenida de Calvo Sotelo; al Este, por calle también de nueva apertura y la prolongación de la carretera de Jaén; al Sur, por la plaza en la que se encentra la calle de Pedro Antonio de Alarcón y Fuente Nueva, y al Oeste, por la citada calle de Pedro Antonio de Alarcón. Uno de los centros que integran la nueva Ciudad Universitaria, cuyas edificaciones separan amplios espacios verdes, el instituto experimental para la formación del profesorado de Enseñanza Media, está ya en funcionamiento; en trance de terminación de obras se encuentra el edificio que ha de ocupar la Facultad de Ciencias, cuyo costo asciende a los doscientos millones de pesetas; y en periodo muy avanzado se hallan las de uno de los Colegios Mayores que van a ser emplazados en la Ciudad Universitaria.

A través del tramo del Camino de Ronda que enlaza la carretera de Málaga con la de Motril se descubría, hasta hace poco, uno de los más bellos y sugestivos panoramas granadinos. Era el de la vista general de Granada contemplada desde la Vega. Ahora lo oculta, casi totalmente, el antiestético cinturón de inmuebles que, por estos lugares, oprime el alma atormentada de la ciudad. Por suerte quedó libre de tortura un pequeño espacio cercano al puente de Andaluces y que linda con el recinto del polígono universitario. Este "mirador" de Granada, uno de los pocos que todavía no hemos perdido, tiene asegurada su permanencia. Dará acceso a la más amplia y principal vía de dicho polígono. Gracias a ello, quienes deseen deleitarse con la contemplación del peregrino panorama, podrán admirarlo "in situ" y no le será preciso evocarlo ante el curiosísimo documento gráfico de la batalle de Higueruela que un previsor artista nos dejó, hace dos siglos, en el Monasterio del Escorial. Por otra parte, los edificios enclavados en el referido recinto, que circunda espacios libres y extensa zona verde, ofrecerán bellas y quebradas perspectivas y las construcciones , por su escasa alzada, no dañarán al paisaje.

No es lícito que yo alegue "pro domo mea"; pero, ¿verdad que no estamos acostumbrados en nuestra tierra  a que se despliegue tanta actividad, se obre con tanta eficacia y se ponga tanta diligencia como las que el rector de la Universidad de Granada ha desplegado y puesto en juego para convertir en realidad lo que hace pocos años parecía una quimera?

Un fuerte abrazo. Luis Seco de Lucena.

jueves, 3 de septiembre de 2015

En varias ocasiones me han preguntado unos curiosos y desorientados turistas que deambulaban por el barrio del Realejo si podía indicarles donde se encontraba el barrio judío....Ante esta pregunta siempre se me escapa una sonrisa de medio lado y contesto con otra pregunta. "A caso quieren ustedes probar las famosas terrazas del Campo del Príncipe? o más bien está usted buscando lo que anuncia la famosa estatua a la entrada de la calle Pavaneras y plasmada en los planos de Granada turística?" Casi siempre aunque parezca insólito, buscan el Realejo: el barrio judío!!!, con lo cual les indico como recompensa a su labor de turistas interesados, que también se puede subir a la Alhambra por este barrio y pasear por su bosque, pues el barrio del Realejo de judío, tiene más bien, poco. Perdió principalmente lo que le quedaba de árabe y de judío en los años en los que se escribieron esta serie de artículos. Inmuebles de cinco plantas dejaron la calle Molinos tal y como la conocemos.

Tampoco he viajado mucho, pero sí que he visitado algunas ciudades atravesadas por ríos. Varias de ellas, que no se pueden comparar con Granada no solo por ser ciudades con mayor población y extensión como podrían ser Bordeaux o París, y tampoco,  por el gran caudal de sus ríos encantadores que usan viajeros para su gozo o empresas para transporte. Pero he visto Brujas o Gante en Bélgica, que se podría equiparar con Granada, en la que se respira la frescura y el encanto de sus canales. Siguiendo el curso de su río he podido sentir como en aquel rincón se ha parado el tiempo, como si una mano invisible y protectora se hubiera encargado de guardar para siempre lo que supo crear el Hombre aprovechando la ternura y el silencio del transcurso del agua.
Claro que Granada tiene la Alhambra, cuyas maravillas han sido y son de sobra cantadas, pero no hay que perder de vista que Granada es mucho más y que el interés general es que no deje nunca de parecerse al hermoso fruto que lleva su nombre: fuerte por fuera y de millones de rubíes por dentro.





Y Granada, antes....


 CARTA ABIERTA AL DIRECTOR GENERAL DE BELLAS ARTES (20/02/1968)

Luis Seco de Lucena Paredes


Granada carece de conciencia ciudadana capaz de justipreciar los valores artísticos de la ciudad
En el proyecto de ley sobre fiscalización alienta un grave peligro para Granada, que puede dejar de ser la ciudad de los Cármenes.

Excmo. señor don Gratiniano Nieto Gallo

Director General de Bellas Artes

Mi querido amigo Gratiniano:

Como te dije hace unos días, cuando tuve el gusto de saludarte en esa, estamos asistiendo pasivamente a una nueva "destrucción" de Granada. La anterior fue hecha en el pasado siglo. Bajo la piqueta demoledora van cayendo en estos días, una tras otra, nobles casas solariegas y nobles caserones típicos, de mayor o menor cuantía artística, pero que contribuían a la conservación del peculiar carácter de esta desgraciada ciudad. Dan paso a inmuebles antiestéticos, de innumerables plantas, que dañan el paisaje y estropean el aspecto urbano.

Lo peor que le puede ocurrir a Granada es que la aniegue una riada de dinero. Cuando la hubo, hace un siglo, al implantarse el cultivo de la remolacha, surgió la espantosa Gran Vía, una calle de segundo orden propia de una ciudad de orden más ínfimo. Surgió a costa de varios palacios árabes, algunas casonas renacentistas y barrocas, y bastantes casitas moriscas y, sobre todo, de un barrio con impronta medieval. Ahora vuelve a haber dinero, que yo, que no soy economista, ignoro de donde sale. Como quiera que el dinero vale poco y mucho una casa recién construida, conviene vaciar las arcas repletas y nada mejor, más fácil y productivo que asestarle duros golpes a la ciudad, destruyendo lo poco de monumental o histórico que va quedando en la parte baja des casco urbano; y de paso, desfigurando con construcciones inadecuadas, el pintoresco conjunto granadino que presentan sus barrios altos. El granadino se siente orgulloso con su Alhambra, única y sin igual en el mundo, y la posesión de esta joya inapreciable le deslumbra y aturde. Por eso, muchos de mis paisanos desdeñan otros valores estéticos que encierra la ciudad y que, en cualquier otra parte de la tierra, gozarían de unánime estimación y serían cuidado con cariñoso celo. Carecemos de una conciencia ciudadana capaz de justipreciar el tesoro granadino que no está constituido exclusivamente por la Alhambra.

En fin, por si todo esto fuera poco, un peligro mucho más grave, gravísimo, amenaza hoy a Granada. Ese peligro alienta en el proyecto de ley sobre fiscalización de solares, cuyo contenido explica el señor ministro de Hacienda, en unas declaraciones que publica la Prensa de día. si Dios no lo remedia y el proyecto, convertido en Ley, se aplica a Granada, ésta dejará de ser "la ciudad de los Cármenes", dictado por el que, como sabes, se la conoce universalmente, con universidad en el tiempo y en el espacio, porque desde la Edad Media se la viene denominando así, entonces por los literatos árabes; y después, por los de todo el mundo de Occidente.

Ni que decir tiene que si la citada Ley afecta a la integridad de Granada, los propietarios de los cármenes granadinos, un su mayor parte gente modesta, no podrán soportar los impuestos que se anuncian y antes de que transcurran los diez años a que alude el proyecto de Ley y el Estado disponga la expropiación forzosa de esos espacios verdes que son los Cármenes, se verán obligados a venderlos; y, quienes los adquieran, a construir inmediatamente en ellos, dando fin de una vez y para siempre, a algo consustancial de Granada, a algo que, a través de los siglo, ha constituido la nota característica y especialmente distintiva de esta ciudad.

Comprendo el loable fin que se persigue con el proyecto de Ley a que me vengo refiriendo; pero no hay Ley que no establezca excepciones justificadas para su aplicación; y aquélla debería establecerla definiendo, de modo preciso, la distinción entre solar edificable y espacio verde. Generalmente se estima solar toda parcela no edificada dentro del casco urbano; pero esta estimación no se compadece con la realidad. El solar edificable está desnudo de vegetación. El carmen la tiene desde hace cientos de años. Si la ley no distingue entre uno y otro, menos distinguirá el funcionario que deba determinar la imposición tributaria. Hay en Granada Cármenes que han adquirido categoría histórica, como el del Cuarto Real de Santo Domingo, la antigua Almanjarra de los monarcas nazaríes; ornato de un palacio árabe que aún se mantiene en pié; o el que adorna la casa morisca del Chapiz, por sólo citar dos de los más importantes de la ciudad. No todo es carmen en Granada, pero existen clarísimas zonas de cármenes, que tú conoces, como los barrios del Albayzin, la Churra, el Mauror, la Antequeruela, y el Realejo y es posible que alguna otra se me quede en el tintero.

En fin, aunque supongo que tú, tan atento siempre a la defensa de los valores artísticos de Granada, habrás advertido el peligro que amenaza a esta ciudad, como lo que abunda no daña, yo me permito darte el alerta con esta carta, por sí está en tu mano evitar la desaparición de los cármenes granadinos.

Recibe un fuerte abrazo de tu buen amigo,

viernes, 10 de julio de 2015

DIBUJOS DE ANA MARÍA SECO DE LUCENA VÁZQUEZ

Recuerdos



La ópera



Ventana en Normandía



Vista del Albaicín desde la Alhambra



Peñones en Almuñecar



Lago en Canadá


Puesta de sol en Granada



Recuerdos de mi jardín

Mesa granadina



Palmeras en la nieve....Granada




Otoño Canadá


Cármen granadino


Magnolio, su fragancia...



Río Genil a su paso por Granada




Mesa de Navidad



Mi casa




Ramo de flores




Manchi y Simón


domingo, 14 de junio de 2015

Luis Seco de Lucena Paredes declara  ¿vale la pena meditar en cómo se hace lo que aún queda por hacer? ya alertaba del peligro al que se enfrentaba Granada frente a la urbanización a ultranza y como visionario nos habla con estas palabras de Fez  "contigua al recinto árabe y emplazada en lugar que no causa ningún daño al magnífico paisaje que desde afuera". Palabras que hoy se podrían perfectamente adaptar a la situación que vivimos con el proyecto del Atrio en la Alhambra. En el, se queja también de la falta de una Ordenación sistemática en Granada pero con el tiempo hemos podido ver levantarse tantos edificios o construcciones que no pegan ni con cola en el mismísimo centro de Granada y todo ello por seguir criterios de modernidad que no significan absolutamente nada en una ciudad que ganaría mucha más si se conservara su encanto legendario. Y es que en Granada como en otras ciudades de provincias de muchos países como España, se deberían seguir unos criterios de modernidad que facilitaran el acceso y disfrute del conjunto de la ciudad, y no, unos que la afean sin aportar nada útil.


 DEFENSA DE GRANADA ARTÍSTICA Y PINTORESCA (PATRIA)



ZONAS DE ENSANCHE Y REFORMA INTERIOR DE CIUDADES MONUMENTALES

Luis Seco de Lucena Paredes

I. ZONA DE ENSANCHE


Señor don Eduardo Molina Fajardo, director de Patria,

Mi querido amigo:

Prosiguiendo la tarea que me he impuesto de los intereses artísticos y pintorescos de Granada, voy a tratar hoy lo que yo entiendo que debe ser un plan de ensanche de esta ciudad y otro día me referiré a las normas a que debiera ajustar su reforma interior.

El ensanche de una ciudad ha de someterse a un criterio que esté en armonía con las varias circunstancias que concurren en la urbe objeto de tal ensanche; y también, con la naturaleza de éste. Una cosa es el ensanche propiamente dicho, que implica la delimitación de zonas, el trazado de calles y la construcción de edificios más allá de las lindes del viejo casco urbano; y otra, muy diferente, la reforma interior de la ciudad. No se puede aplicar el mismo criterio al ensanche de una población situada en la llanura, que el que se aplica a la que se asienta sobre colinas; ni debe ser tratada del mismo modo que en una ciudad cualquiera, la reforma interior de la que reviste carácter  monumental y pintoresco. Tanto en el ensanche, como en la reforma interior deben influir poderosamente la configuración del suelo y la categoría artística de la ciudad. No es lícito prescindir de estos imperativos; y con referencia a ciudades que, como Granada, forman parte del Tesoro Artístico de la Nación, su observancia resulta absolutamente necesaria, por ministerio de la ley.

El ensanche de una ciudad emplazada en terreno llano, como Sevilla, pongo por caso, poco daño puede causar a su paisaje urbanístico, porque su caserío, visto desde fuera, presenta aspecto uniforme y carece de perspectivas. Por lo contrario, en ensanche de una ciudad como Granada, en la forma que, desafortunadamente, se está realizando, causa terrible estrago en el paisaje, porque aquí se dan circunstancias diametralmente opuestas a las que concurren en la capital hermana. La configuración del suelo que sirve de asiento a Granada, distribuye un caserío entre ciudad alta y ciudad baja; y como, además, el paisaje, contemplado desde afuera, ofrece bellísima estampa de quebradas líneas y de peregrinas perspectivas, una estampa cuya belleza realzan los espacios verdes que esmaltan sus colinas, diseminados en una de ellas, sobre la blanca mancha del caserío y que coronan, en la otra, los rojizos torreones de la Alhambra.

El desacertado ensanche de la ciudad hacia el O., robando, por añadidura, a la feraz vega granadina una buena parte de sus más fértiles tierras y permitiendo la construcción de los altos inmuebles que se alzan a casi todo lo largo del Camino de Ronda, ha arrebatado al Tesoro Artístico Nacional, una preciadísima joya; y ha privado a los granadinos de unos de los más deliciosos miradores que les ofrecía Granada. Pero el estrago ha sido doble, porque otro ensanche de la ciudad orientado al SO., el que forma el barrio del Zaidín y sus aledaños, que con insaciable apetito devoran el suelo, ha causado también grave daño en ese extraordinario paisaje, de universal renombre, que antes ofrecía la vega, contemplada desde los barrios altos de la ciudad.

El ensanche lógico de Granada debió ser orientado hacia el N., ocupando tierras que, por esta parte, son de ínfima calidad y ajustándolo a una planificación y a un ordenamiento urbano concienzudamente estudiado, para que, con su realización, no se lesionasen los altos valores estéticos de la ciudad, valores estéticos que no son exclusivamente nuestros, ni siquiera de España, sino que, como toda obra de Arte, pertenecen al legado común de la Humanidad, u de los que, consecuentemente, nosotros debemos considerarnos felices y afortunados depositarios. Pero aquí, Pero aquí el ensanche se está haciendo sin ton ni son, con ultraje de los intereses artísticos de Granada, y menoscabo del prestigio de que esta goza en el mundo. Modelo de ensanche de poblaciones conceptuadas artísticas y pintorescas ofrecen los realizados por los franceses en las ciudades enclavadas en la que fue Zona de su Protectorado en Maruecos. La moderna Fez, ensanche de la capital mariní,ocupa un sector llano, contigua al recinto árabe y emplazada en lugar que no causa ningún daño al magnífico paisaje que desde afuera, presenta la bellísima ciudad marroquí, la cual, como Granada, se asienta sobre dos colinas que separan el río.

Por otra parte, a la construcción de edificios en zona de ensanche, debe preceder la urbanización del correspondiente sector, dotándolo de servicios y trazando y pavimentando previamente sus calles.Aquí no se ha hecho nada de esto. En el mejor de los casos el propietario del solar solicitó, alegremente del Municipio que se le señalase línea y ésta le fue concedida antes de la urbanización total de la zona, de que se trazacen las calles y de que estas fuesen pavimentadas. Como malhadada consecuencia de tal absurdo existen en Granada, zonas de ensanche no pavimentadas, o urbanizadas a medias, cuyas vías, si es que han sido trazadas, carecen de pavimentación y cuando llueven se transforman en un lodazal  y resultan absolutamente intransitables. ¿Que me dicen ustedes del llamado Barrio Fígares o el de la prolongación de Recogidas? Y conste de que no es justo imputar, como suele hacerse, todos estos males al actual Municipio, porque muchos de ellos los heredó de los que le habían precedido. Y es que aún no disponemos de una Ordenación Urbana sistematizada, y lógicamente estructurada,  de acuerdo con las normas que se deben aplicar cuando se trata de poblaciones artístico-pintorescas, como lo es Granada.

Estos males han plateado a la Corporación municipal que hoy nos rige, serios y graves problemas, no sólo de carácter estético,sino también de índole económica; porque dada la gran extensión de la superficie que se ha edificado en los últimos años, su total y completa urbanización requiere mucho dinero y mucho tiempo, durante el cual habrán de proceder penas y fatigas los desafortunados vecinos de esos barrios. dice el refrán que a lo hecho, pecho; pero, ¿vale la pena meditar en cómo se hace lo que aún queda por hacer? Porque nuestra población crece constantemente y hay que dotarla de viviendas, viviendas sanas y confortables, en nuevas zonas de ensanche, con espacios verdes que impriman una nota de alegría y viveza al ambiente. Precisa, pues, perseguir el ensanche de la ciudad, ¿Hacía dónde? ¿Con qué criterio? Cualquiera que éste sea, es necesario, obligado, mantener el paisaje y respetar el carácter artístico y pintoresco de Granada.

Pienso tratar otro día de la reforma interior de la ciudad, un fuerte abrazo,




martes, 9 de junio de 2015

Poquitas palabras se les puede añadir a este último artículo que forma parte de este ciclo. Sólo cabe una pregunta: ¿Granada sigue conocida cómo la ciudad de los cármenes?


EL PAISAJE GRANADINO Y LOS ESPACIOS VERDES

EL CARMEN (V) Luis Seco de Lucena Paredes (10/03/1968)

El carmen es un espacio verde tipicamente granadino. Propiedad privada aneja a una vivienda y enclavada dentro de la ciudad, constituye la natural expansión de aquella. Entre unos y otros discurre la vida hogareña del dueño; porque el carmen forma parte integrante del hogar. Esta circunstancia lo hace apacible y recóndito y le de ambiente de recoleta intimidad. Consecuentemente, no se ofrece ese espacio abierto a extrañas miradas. No hay carmen rodeado por una verja. Lo cercan elevados tapiales, y visto desde afuera aparece como un blanco paredón adosado a la vivienda, en el que la cal desprendida dejó al descubierto parduzcos machurrones. Completa su aspecto exterior hileras de ramas, verde intenso de yedra y verde claro de enredaderas, que se descuelga desde lo alto del tapial, y las frondosas copas de lo árboles que se alzan por encima y se yerguen airosamente en busca del cielo. Sin embargo, el carmen, por lo común asentado en la falda de una colina, es oculto y delicioso mirador que brinda a su dueño hermosos paisajes y sorprendentes panoramas: la vega y la Sierra desde los carmenes de la Antequeruela y del Realejo; la vega y el Albaicín desde el Mauror; el Albaicín , la vega y el Valparaiso desde los de la Alhambra; y Valparaiso, la Colina Roja ( con la sierra al fondo) y la llanura de la vega, desde el Albaicín.

El carmen tiene algo de jardín y algo de huerto. Un carmen no es únicamente huerto, ni únicamente jardín. En el carmen las flores se entrelazan con las hortalizas en entrañable maridaje. Los árboles que lo adornan no desempeñan una función exclusivamente ornamental. Decoran, dan sombra y frescura y al mismo tiempo, producen óptimo fruto. En el carmen se aspira el perfume de las rosas, los jazmines, los nardos, las madreselvas, el galán de noche, las alelíes, y se recogen albaricoques y lechugas, habas y ciruelas, cardos y fresas, espinacas y melocotones, cuyas cosechas, a veces, dan abasto para el consumo de la familia. El carmen no es quinta de lujo, sino pequeña finquita utilitaria. Un minísimo minifundio. Hay menestral que vive con lo que le da su carmen, porque, además, la mayoría de los carmenes son propios de menestrales y artesanos.

Los carmenes situados en los barrios altos de Granada, están dispuestos en paratas, ofrecen una línea más movida y dan lugar a perspectivas varias. Los emplazados en la parte baja procuran seguir la norma y se distribuyen en dos o varias terrazas. Por el suelo de los carmenes discurren mínimos arroyuelos; cuando hay desnivel imitan rugientes cascadas, y en terreno llano marchan con suave murmullo. Van a morir a una alberca, espejo donde se miran las plantas, o brincan por los surtidores de las fuentes, compitiendo en el trino de las aves que pueblan el carmen. Estas avecillas son o polizones del carmen. Anidan en sus árboles clandestinamente y sin licencia del dueño; pero le pagan el hospedaje anunciando la mañana con su alegre piar. El ruiseñor es el rey de estos huéspedes furtivos y anima con su cantarito gorjeo la placidez del lugar.

Una muñeca de agua, varios arbolitos, algunos arbustos y muchas plantas que den flores y frutos forman los elementos constitutivos del carmen. Normalmente el carmen ocupa un pequeño espacio de terreno, pero hay cármenes con razonables superficie y algunos, muy pocos, bastantes extensos. Cármenes de tercera, de segunda y de primera clase como en todos los aspectos de la vida. Estos últimos se adornan con cuadros de arrayán, están atravesados por paseos y lucen fuentes en sus glorietas. El carmen humilde se contenta con un parral, una higuera, varios rosales, media docena de bancos con hortalizas y flores y un pilarico con su chorro de agua, porque en el carmen no se puede prescindir de su cantinela.

Mucho se ha dicho y más se ha escrito sobre los cármenes granadinos. Hasta se han compuesto obras musicales de inspiración. Y ni que decir tiene que han sido y siguen siendo tema preferidos por pintores y dibujantes. La relación de los elogios hiperbólicos que le han tributado los literatos de Occidente sería interminable; desde Andrea Navariego que los halló " con tan abundancia de árboles que casi ocultan las casas, las más de las cuales son casas pequeñas, pero todos los cármenes poseen sus fuentes, rosales, arrayanes y todos son ricos de adornos", y Pedro Mártir Angleria para quien " los cármenes de Granada compiten con los jardines de las Hespérides", hasta García Sánchez que los estimó "ideal morada de un ermitaño, un gitano o un árabe" y piensa que en ellos "se congregan los atributos de Granada como se recogen en un cesta las naranjas y los claveles de los mismos cármenes" o Pérez de Ayala que encuentra compendiado en los cármenes"la paza, el amor y la belleza".

En otros tiempos el propietario era un hombre afortunado, que disfrutaba feliz y tranquilo dicha amable propiedad; y a quien ésta, por su peculiar naturaleza, solía proporcionarle algún rendimiento, aunque fuese escaso. Hoy, para la mayor parte de granadinos dueños de carmen, semejante finca constituye un quebradero de cabeza, que le obsesiona y le quita el sueño. Tal espacio verde cultivado no le produce ningún beneficio, Al contrario, le cuesta un dinero del que, a veces, no dispone. Así, el carmen exige agua no sólo por su propia índole, sino porque hay que regar las plantas que lo cubren. Antes, el agua corría abundantemente por toda la ciudad. cuen Al-Umari, escritor egipcio que la visitó en el siglo XIV, que "el agua de sus ríos se distribuye copiosa por toda la población: por sus mercados, por sus patios, por sus mezquitas, por sus cármenes. Donde se la busca se la encuentra".

Acaso por lo que acabo de referir, cada espacio verde tiene propiedad de agua; pero por arte de birlibirloque, esta propiedad, prácticamente está extinguida. Hay que acudir al agua potable, que cuesta un pico, si no queremos que el espacio verde se transforme en erial. Luego, precisa atenderá las cargas fiscales, que crecen día por día. Y a qué seguir. Frente a todo esto, esta propiedad improductiva y con frecuencia costosa, alcanza elevado valor en venta. El carmen, cubierto por frondosa arboleda, aromatizado por el perfume de sus flores, inundado por el espléndido sol andaluz y ventilado por el arte puro que baja de la Sierra, es un delicioso encanto que, materialmente, vale poco; pero convertido en solar edificable, vale una fortuna. Es temerario menospreciarla, cuando se nos viene a las manos; insensato no transformar ese pedazo de tierra en dinero constante y sonante, que puede darnos una buena rentita. Vienen la lucha entre los valores del espíritu y los intereses materiales. El dueño del carmen medita, se preocupa, duda, pierde el sueño, se vuelve loco. Y en la mayoría de los casos, acaba decidiendo lo más práctico. Desaparece un espacio verde, o, en el mejor de los casos, su superficie sufre importante merma. El carmen granadino está en acelerado proecso de desaparición. Cuando haya desaparecido, Granada perderá esa nota distintiva por la que se le conoce en todo el mundo. No será la ciudad de los cármenes.

lunes, 8 de junio de 2015

En la época en que escribió este artículo se conocía a Granada por el tan típico nombre de la ciudad de los carmenes, tan intrínseco le era a Granada aquella denominación que incluso el mismísimo estadio de fútbol lo lleva. Desgraciadamente hoy no queda ni la mitad de aquellos jardines que le daban nombre a esta ciudad y enaltecía al barrio del Realejo y por supuesto ni una tercera parte de las huertas y jardines que los árabes nos legaron y con tanta alevosía se ha ido destruyendo paulatinamente. 
Afortunadamente Granada ha visto crecer unos cuantos parques públicos. Y porque algunas voces se levantaron en épocas remotas en contra del acoso al que estaban sometidos los árboles del bosque de la Alhambra, podemos dar las gracias, y disfrutar de largos paseos por los caminos sinuosos que nos llevan a lo alto de la colina. 
En este artículo Luis Seco de Lucena nos describe la agonía de los espacios verdes del centro de la ciudad y de cómo pasó por ejemplo, la inmensa zona verde del Triunfo, a quedarse reducida a lo que hoy nos parece un extenso parque.

EL PAISAJE GRANADINO Y LOS ESPACIOS VERDES

ESPACIOS VERDES GRANADINOS DE CARÁCTER PUBLICO (IV) 13/03/1969 Luis Seco de Lucena Paredes

Granada posee pocos espacios verdes de carácter público y muchos espacios verdes que constituyen propiedad privada de un crecido número de granadinos. Unos y otros van menguando día tras día. Granada carece de parque. Tiene, eso si, entre sus espacios verdes públicos, un bosque maravilloso poblado por árboles centenario y que brinda al paseante gratísimos parajes donde la luz, filtrada a través de las ramas que se entrelazan, tiñe el lugar con deliciosas tonalidades y, justamente con la embalsamada brisa que los orea, la dulce cantinela de los ruiseñores y el suave murmullo de los arroyuelos, crea un ambiente plácido y tranquilo que invita al reposo, mueve a la meditación e incita al ensueño. Un bosque que ha inspirado bellas composiciones a muchos poetas y cuya soberana hermosura goza de universal renombre: el de la Alhambra.

Pero un bosque es cosa muy diferente de un parque. Este brinda a sus visitantes motivos de diversión y de regocijo y les ofrece diversas atracciones de muy distinta índole: sombreadas avenidas, floridos jardines, espesos bosquecillos, ruidosas cascadas, artísticas fuentes, placetas monumentales, jardín de la infancia, pequeño zoo, ferial permanente y sitios adecuados para el descanso y el yantar. Uno de los más bellos parques que conozco es el "jardín d'acclimatation" del barrio parisino de Neuilly, modelo a imitar por los proyectistas de este género de espacios verdes. He visto otros más completos, más amplios y más pretenciosos en algunas ciudades europeas y de América del Norte. No cambiaría el londinense Hyde Parque por el Jardín d'acclimatation francés. Pocas urbes son las que no lucen un parque. En Andalucía lo tienen poblaciones de segundo orden, como Algeciras, pongo por caso.

Varias veces se ha intentado crear un parque en Granada. Lo proyecto el Ayuntamiento que regía la ciudad en el año 1890 para formarlo en el paseo de los Basilios sobre terrenos propios del Municipio y varias parcelas lindantes pertenecientes a propietarios particulares y que el Ayuntamiento pensaba adquirir. Se proyecto un bosque en laberinto, estanques, plazas, avenidas y jardines. El buen propósito no pasó de proyecto. Hoy ocupan esos terrenos edificios destinados a establecimientos escolares. En el vigente Plan de Ordenación Urbana figuraba la creación de un parque demarcado entre la avenida de Calvo Sotelo y el Camino de Ronda. En estos lugares se está construyendo el Polígono Universitario. Hay constantes urbanísticas, de la misma manera que existen constantes históricas. En Granada los proyectos de parques plasman en escuelas.

Posee la ciudad algunos amplios paseos, un espléndido jardín, varios pobres jardinillos y unas cuantas plazas y plazuelas exornadas con árboles, arbustos y cuadros de flores, Ni a unos, ni a otras se les presta demasiada atención, porque no se valora la excepecional importancia del espacio verde. De cuando en cuando, se les arrebata un pedacito de superficie para levantar un inmueble o establecer un aparcadero; se destruyen jardines con el propósito de obtener más espacios transitables y se arrancan árboles centenarios para plantar otros que den menos sombra.

Esto último ocurrió en los paseos del Salón yde la Bomba. Fueron los franceses quienes, durante la invasión napoleónica, convirtieron en frondosa alameda el lugar que ocupan esos paseos a la margen derecha del Genil. Antes de que la bárbara tala de sus árboles, perpetrada a fines del primer tercio de siglo que vivimos, destrozara esa arboleda "se enlazaban las copas de sus árboles - escribió un poeta, forastero en Granada -  formando bóvedas de esmeraldas que dejaban pasar tenues hilos de luz". Consumada la tala,se plantaron dobles filas de tilos en los laterales del paseo del Salón y una en el de la Bomba, que apenas proyectan sombra sobre las vías centrales, abrasadas en verano por un sol de justicia. Ambos paseos han perdido la hermosura que primitivamente tuvieron; y, por otra parte, se encuentran en el más triste de los abandonos.

En 1840 habían sido ya trazados los jardinillos que bordean la calzada izquierda de estos paseos y alos que también se les quitó, en este siglo, un pedacito de tierra para construir en su solar un inmueble que primeramente fue pabellón de fiestas del Casino ya la que después, se le ha dado un destino más noble, instalando en sus salas una biblioteca popular. El pequeñísimo jardín del Humilladero, hecho en 1903 y contigua al paseo del Salón, ha sido arrasado no hace mucho tiempo, para convertirlo en aparcadero de la red tranviaria. Alamedas y jardines cubrían antaño el paseo de San Sebastián. Aún se mantienen en pié algunos de los árboles que fueron su ornato. El terreno que ocupan los jardines, transformado en erial, sirve ahora de asiento a los feriantes. Sólo la Carrera de la Virgen, entre los espacios verdes que hay o hubo en esta zona de la urbe, conserva aún razonable estructura de avenida sombreada que luce el adorno de cuadros laterales con plantas y arbustos. 

Desconsuelo causa recordar el Campo del Triunfo, que conocimos en nuestra infancia. Al otro extremo de la ciudad, en una parte de los terrenos que fueron cementerio musulmán de Saüd Ben Malik, cercada al Norte por la bella fachada plateresca del Hospital Real, a levante por el templo de San Idelfonso, y el viejo convento de la Merced, al Sur por la puerta árabe de Elvira y limitada a Poniente por la Gran Vía, se extiende amplísima explanada conocida por Campo del Triunfo porque, en su centro, la piedad religiosa de los granadinos levantó un monumento al misterio de la Concepción. Sombreado por frondosa arboleda y embellecido por cuidados jardines, era uno de los espacios verdes más hermosos y agradable de la ciudad. Prácticamente los jardines han desaparecido y queda algún que otro vetusto árbol. En nuestro tiempo, la explanada vergel pasó a solar edificable y ella se alzan la Escuela del Magisterio, las factorías militares, el grupo de vivienda Reina Victoria y alguna que otra edificación de menor cuantía.

Hasta hace poco, poquísimos años, hubo a todo lo largo de la acera del Triunfo otros jardincitos que han sido recientemente destruidos para convertirlos también en solares. A los jardines sustituyen ahora una larga  hilera de modernos inmuebles. Cierto, que en compensación, el Ayuntamiento de la ciudad, aprovechando la explanada que quedó libre al ser demolida la antigua plaza de toros, ha trazado y plantado un espléndido y espacioso jardín, el más bello de la ciudad baja, dispuesto en paratas y que tiene por fondo  amplias fuentes luminosas; pero ha de transcurrir bastantes años antes de que los árboles que lo ornamentan ofrezcan al visitante la sombra que le prestaban los que se erguían en los viejos jardines de la Acera del Triunfo. Un árbol cae, derribado, en media hora; pero en su crecimiento invierte varios lustros.

No se educa al niño granadino en el respeto a las plantas. Cuando no hay guarda que lo vigile, trilla los jardines y arrasa los macizos de arrayán de las plazuelas. Destroza los cuadros de flores, arranca los arbustos, y si están al alcance de su mano, quiebra las ramas de los árboles. Acaso por esto no se suele prestar demasiada atención a los jardines públicos. Para conservar decentemente este género de espacios verdes, sería preciso establecer una constante vigilancia sobre los mismos. Vale la pena que nuestro Ayuntamiento que, con buena voluntad se viene ocupando de mejorar la urbanización de Granada, estudie la posibilidad de llevarla a efecto. ¡ Es tan bonito y dice tanto del buen tono de la ciudad un jardín bien cuidado!

domingo, 31 de mayo de 2015

CON LA LEY EN LA MANO Luis Seco de Lucena explica y defiende cómo las leyes deberían usarse par combatir los abusos tanto públicos como privados. ¡Tomen buena nota! ¿Donde están los periódicos granadinos que deberían exclusivamente defender los intereses de Granada? ¿O, donde está la opinión pública que debería luchar por el interés general de Granada? ¡Menudas preguntas!

DEFENSA DE LA GRANADA ARTÍSTICA Y PINTORESCA

HAY LEYES SUFICIENTES PARA SU PORTECCIÓN (13/03/1968) Luis Seco de Lucena Paredes

Sr. D. Santiago Lozano

Director de IDEAL

Mi querido amigo:

La carta abierta que tuviste la bondad de publicar en tu diario y que escribí lamentando la continuada demolición de monumentos árabes y cristianos que, con gravísimo daño de su tesoro artístico, padece Granada en los últimos lustros y el acelerado destrozo que sufre su peregrino paisaje, con no menor perjuicio para su peculiar y pintoresco carácter, ha tenido la fortuna de interesar a la opinión pública, imprimir mayor impulso a la noble campaña que tenazmente, con más entusiasmo que eficacia, mantienen los periódicos granadinos en defensa de los altos valores espirituales de la ciudad, lograr que secunde esta campaña de la Prensa madrileña y, finalmente, conmover a las Reales Academias idóneas de la capital de España.

Sin embargo, las Corporaciones, organismos e instituciones granadinas que, por ministerio de la Ley tienen encomendadas la protección y defensa del tesoro artístico, histórico y pintoresco de la ciudad, tan gravemente afectado por, estas destrucciones y destrozos, guardan, hasta ahora un silencio descorazonador; un silencio que, en espíritus suspicaces, yo no lo soy, suscitaría la sospecha de que, quienes lo guardan, subestiman, cuando no menosprecian, esos tesoros cuya protecciñon y defensa les ha sido encomendados; un silencio que parece proclamar divorcio con la opinión pública,la cual, mediante sus unánimes reflejos en la Prensa, demandas actitudes definitivas y pide drásticas decisiones que  eviten los desafueros que se vienen cometiendo contra el legado artístico de Granada; un silencio, en fin, que aparenta voluntaria pasividad - sé que no la hay - en el cumplimiento de la Ley.

Porque la Ley protege, amplia y generosamente, al tesoro artístico nacional, del que Granada forma parte integrante en virtud de la Real Orden de 5 de diciembre de 1929. Leyes, decretos y órdenes promulgadas o dictadas a propuestas de los ministerios de Educación y Ciencia, Gobernación , Hacienda y Turismo para cuya relación no bastan las columnas de este periódico, declaran, ordenan, regulan y especifican las bases fundamentales para la protección y defensa del tesoro artístico nacional y consecuentemente, de la Granada artística y pintoresca. Hoy limito a citar el decreto-ley de 9 agosto de 1926, sobre conservación y acrecentamiento de la riqueza artística; la ley de 13 de mayo de 1933, sobre Patrimonio Artístico Nacional y su Reglamento de 16 de abril de 1936; la ley de Régimen local, de 24 de junio de 1955; y la ley de 12 de mayo de 1956 sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, emanadas de diversos departamentos ministeriales.

El tesoro artístico nacional no está, constituido exclusivamente por monumentos y obras de arte. De este tesoro forman parte el paisaje, los jardines y los lugares que conservan un recuerdo histórico. De acuerdo con el artículo 36 de la ley de mayo de 1933, todos los municipios españoles están obligado a velar por la perfecta conservación del Patrimonio histórico-artístico existente en su término municipal; y el apartado b) del artículo 2 del Real Decreto de 9 de agosto de 1926, incluye el paisaje en dicho Patrimonio. Según el artículo 33 de la mencionada ley de 13 de mayo de 1933, las prescripciones referentes a monumentos histórico-artísticos son aplicables a los conjuntos urbanos que tengan la misma codificación, como ocurre con varios de los de Granada, De las trangresiones contra esta disposición son responsables, en primer término, sus autores, subsidiariamente los propietarios y, en su defecto, las Corporaciones municipales que no lo hayan impedido.

La simple presunción de que un edificio posee valor histórico o artístico es causa suficiente para que se impida su derribo o se detenga la obra que pueda modificar su estructura o aspecto, aunque tal edificio no haya sido declarado monumento histórico-artístico; y cualquier ciudadano puede denunciar ante los organismos competentes la existencia de inmuebles en los que concurran las anteriores circunstancias, según previene el artículo 27 de la ley de 13 de mayo de 1933 ,ley cuya vigencia establece la de 28 de diciembre de 1963 sobre centros y zonas de interés turístico nacional.

Por otra parte, el Código penal castiga con dureza los atentados contra el Patrimonio Artístico; y así, en su libro II, título III, capítulo IX, artículo 557, considera delito sancionado con la pena de presidio menor los daños que se causen en dicho Patrimonio, cuando el importe de los daños exceda de diez mil pesetas; y en su artículo 563 bis, se agrava la pena hasta el grado máximo si "las cosas objeto de delito perseguido fueran de relevante interés, histórico, artístico o cultural". Los daños cuyo importe no alcance a diez mil pesetas se consideran fallo y se castigan con pena de arresto mayor (artículo 559). Buena cosa es que los propietarios  de inmuebles en zonas artísticas o pintorescas que formen parte del conjunto monumental o histórico de Granada, conozcan este precepto legal y sepan que, con la destrucción de un edificio de mayor o menor cuantía monumental, corren el riego de ir a la cárcel. En fin, otras muchas citas de semejantes o análogos preceptos legales guardo en el tintero.

Y ahora preguntamos: ¿ Por qué no se aplican en Granada las disposiciones legales que protegen a la ciudad, como parte integrante que es del tesoro artístico de la nación? ¿Acaso las desconocen quienes están obligados a aplicarlas? ¿Por qué se permite el constante destrozo del paisaje, con infracción de las múltiples disposiciones legales que lo defienden? ¿Por qué ante la denuncia concretísima que formulé en mi carta abierta de 25 del pasado febrero guardan silencio quienes, por lo menos, debieron explicar, no a mí, sino a Granada, las razones que hubo para que fuesen demolidas dos construcciones árabes, enclavadas en zona artística y que por lo tanto formaban parte del tesoro nacional, cuando entre otros motivos, la simple presunción de monumentos histórico-artísticos hubiera bastado para impedirlo? ¿Por qué, al menos, por quien o quienes corresponda, no se formula una sencilla declaración de principios  que lleve al ánimo de los granadinos la esperanza de que no van a continuar los atentados contra la Ganada artística y pintoresca? ¿Por qué, repito como la vez primera, estamos destruyendo el valiosísimo legado artístico, que hemos heredado de nuestros padres, a pesar de que lo ampara y defiende una copioso legislación protectora? ¿Por qué ese inquietante y terrible silencio?

miércoles, 27 de mayo de 2015

El Salón de El Defensor de Granada


A final del año 1894, en la calle Reyes Católicos, la primera planta de las recién estrenadas oficinas del  periódico El Defensor de Granada, iba a ofrecer a los artistas granadinos un lugar donde exponer sus obras, realizar conciertos, organizar veladas literarias, noches de magia o difundir curiosidades del momento.




En la primera etapa de su vida, adolescente aún, antes de dedicarse al mundo de la prensa, Luis Seco de Lucena se sentía particularmente atraído por la pintura. De joven realizaba preciosos dibujos con un insignificante lápiz con el que captaba con total naturalidad las orillas de las playas de Sanlúcar. Allí es donde nació su inspiración de artista, allí es donde escribió acariciado por los rayos del sol e inspirado por el sabor salado que deja el viento en su piel de niño y alimentado por las historias de los pescadores, unos cortos relatos y sus primeras poesías de amor. Pero, con lo que por encima de todo disfrutaba el joven Luis, era con los pinceles. Donde estuviera pronto buscaba a un artista que le pudiera dar clases. Eso mismo, la pintura, fue lo que le llevo a pasar una temporada en Granada, conociendo en Sevilla, donde residía por aquel entonces, en una exposición del pintor granadino José Sánchez Villanueva, la ciudad de Granada. Le llamó la atención, como no podía ser de otra forma, la estructura de la ciudad, su riqueza monumental y las panorámicas de la sierra, todo aquello representado en esto magníficos cuadros. Pero sin duda lo que le hizo decidirse en mudarse y cambiar de horizontes, fue lo que los pintores llegados de todos los horizontes del mundo destacan de Granada: su luz. Pero desgraciadamente lo que él no podía suponer es que no encontraría nunca el momento de volver a coger un pincel. Por una parte echó una pesada cortina sobre su vida artística pero por otra parte se volcó definitivamente, y ello gracias a su trabajo de periodista y director, en otro aspecto que sin duda le llenaría de satisfacción: el poder ayudar a los artistas granadinos.


En estas navidades del año 94 inauguró el Salón con una muestra de pinturas que juntaba a más de 50 artistas que supieron aprovechar esta oportunidad para ofrecer estampas de los rincones de Granada, entre ellos colaboradores del mismo periódico como Diego Marín (1865-1916) que fue el crítico de arte y teatro, Isidoro Marín (1863-1926) que dibujó el famoso sello del gallo blasón del periódico, o Emilio Millán Ferriz (1842-1901?) que redactaba artículos entre los cuales destacan las impresiones de la guerra de Cuba vivida en primera línea. Pintores ya famosos como Jose Ruiz de Almodovar, Jose Larrocha, Jose Acosta Werter, Rafael Latorre, Tomás Martín rebollo, José Rodriguez Acosta, José López Mezquita, Pablo de Loyzaga, Amparo Pareja, González muñoz, etc...
Todos estos artistas no sólo pintaron rincones sorprendentes de Granada sino que también participaron en enriquecer el patrimonio de edificios históricos granadinos. El padre Manjón no dudo en acercarse a ellos para solicitarles que dedicaran horas de su preciado trabajo en pintar los misterios del Rosario para su inmenso proyecto: las escuelas del Ave María.

.......seguirá......

martes, 26 de mayo de 2015

En este tercera entrega Seco de Lucena explica la importancia de una organización coherente del territorio y la importancia de que se considere y estudie a fondo las singularidades de cada ciudad con el fin de asegurar su crecimiento, inevitable, en una mayor armonía. Después de repasar la organización de otras ciudades buscando en ello la inspiración urbanística de aquellos tiempos, nos habla de Granada conocida en el siglo pasado por la Ciudad de los Cármenes, e intenta lanzar una advertencia basada en los últimos acontecimientos urbanísticos de la época.

EL PAISAJE GRANADINO Y LOS ESPACIOS VERDES

NATURALEZA E IMPORTANCIA DEL DESPACIO VERDE (III) (11/03/1969) Luis Seco de Lucena Paredes

Muchas ciudades poseen notas características que las distinguen de otras. A veces se les alude por esa distintiva. Así, Córdoba es la ciudad de los patios; Écija, la de las torres barrocas; Toledo, la de los Cigarrales. A granada se la llama y se la conoce por ciudad de los cármenes. El carmen es un pequeño espacio verde enclavado en el interior de la población. Casi todas las ciudades del mundo tienen espacios verdes. Viene a ser el pulmón de la urbe. Sirven de respiradero a ésta y de lugar de reposo y recreacción a sus habitantes. Los busca la gente de edad que, aturdida y fatigada por el intenso tráfico y la atmósfera impura de las grandes vías, anhela un paseo tranquilo y sano. En ellos, los niños encuentran apacible y seguro retiro para sus juegos infantiles; y los enamorados, un rincón discreto para decirse sus amores.

Los espacios verdes plasman en parques, jardines. bosquecillos, amplias avenidas con doble hileras de árboles y plazas con abundantes plantas y macizos de flores, Generalmente estos espacios verdes son bienes patrimoniales de los Municipios, que atienden a su conservación y entretenimiento. Sin embargo, hay espacios verdes de propiedad privada. Esto ocurre en Granada con el carmen; y en Londres con ciertas plazas (square) pertenecientes a la comunidad de vecinos que habitan los inmuebles que les rodean. Tales espacios verdes londinenses, situados en plena vá pública, no son accesibles a cualquier ciudadano. Los cercan fuerte rejas y las llaves de las cancelas que les da entrada se hallan en poder de los vecinos de la plaza. Lo supe cuando, tras un fatigoso deambular por las calles de la capital inglesa, pretendí tomara asiento en uno de los bancos de Belgrave Square.

Las más elementales normas higiénicas exigen muchos espacios verdes en las grandes urbes. Los aconseja también un buen gusto. Ellos purifican el aire que envuelve a la ciudad, hacen grato el ambiente que los rodea, y dan colorido al paisaje de su emplazamiento. A comienzos de nuestro siglo se tuvo todo esto en cuenta y no sólo se mantuvieron los espacios verdes en el interior de la población, sino que fueron impuestos en las zonas de ensanche. Así surgió la ciudad jardín, en donde cada inmueble estaba rodeado por espacio verde propio.

En os últimos años las cosas cambiaron. A pretexto de acelerado crecimiento demográfico, se está arramblando con los espacios verdes para transformarlos en solares edificables. Espacios verdes pertenecientes a los municipios menguan su superficie en beneficio de construcciones que se califican de utilidad pública. El afán de lucro de los constructores hace desaparecer los espacios verdes de propiedad privada enclavados en el interior de la ciudad. No sólo, no se obliga a establecer espacios verdes en las zonas de ensanche, sino que, levantan edificios en los que, en dichas zonas existían, La ciudad jardín se convierte en villorrio de amazacotados inmuebles. De esta suerte, la urbe, con detrimento de la estética y daño para sus habit en lugar antes, va perdiendo espacios verdes en lugar de acrecentarlos.

Esto ocurre en España, donde tardíamente y cuando ya pasó la moda, solemos imitar del extranjero lo que consideramos extraña novedad. Pero no ocurre en otros países Así, en el actual París, se sigue un criterio muy distinto. Cada inmueble o grupo de inmueble ha de tener espacio verde propio, generalmente protegido por una cerca y dotado de pequeño parque infantil. Estos espacios verdes, que yo he visto entre otros lugares, en el ensanche de Rueil Malmaison, uno de los arrabales de la capital francesa, sirven de seguro recreo para los niños del vecino inmueble y de solaz y esparcimiento a sus padres y familiares. Ciudades jardín que visité no hace mucho en Norteamérica y Canadá, mantienen intacta su primitiva disposición urbanística; casa exente en medio de amplio jardín cubierto de césped, adornado con arbustos y flores y sombreado por copudos árboles.

En la República Federal Alemana, donde la última guerra mundial, causó terribles estragos urbanísticos, se ha puesto la "moda" de establecer extensos espacios verdes a l reconstruir aquellos sectores  de la urbe que fueron total o parcialmente arrasados por los bombardeos. Pero,además en Bonn, Colonia y otras poblaciones de la ribera del Rhin, los urbanistas están construyendo un tipo de vivienda, que llaman casi mini-familiar, dotada, de jardín propio.En estas viviendas habitan un número muy reducido de familias,a veces solamente dos o cuatro. Una estadística que tengo a la vista, señala que los diez millones y pico de viviendas edificadas en Alemania occidental desde 1949 y 1967, cuatro millones, es decir un cuarenta por ciento,corresponden a casas de tipo minifamiliar, dotadas cada una de ellas, de espacio verde. Pretenden los urbanistas alemanes airear las masas arquitectónicas, diminuir la densidad del vecindario y descongestionar de inmuebles aquellos, de otra suerte, resultarían excesivamente cubiertos por construcciones.

Como escribí al principio, a los españoles suelen llegarnos con retraso las novedades extrañas; y, por otra parte, somos algo caprichosos. Nosotros estamos suprimiendo espacios verdes precisamente cuando los urbanistas extranjeros satisfacen la acuciante exigencia de establecerlos para aliviar la fatiga que a los ciudadanos la urbe moderna causan la vida agitada que vivimos y el aire enrarecido que respiramos.