miércoles, 27 de mayo de 2015

El Salón de El Defensor de Granada


A final del año 1894, en la calle Reyes Católicos, la primera planta de las recién estrenadas oficinas del  periódico El Defensor de Granada, iba a ofrecer a los artistas granadinos un lugar donde exponer sus obras, realizar conciertos, organizar veladas literarias, noches de magia o difundir curiosidades del momento.




En la primera etapa de su vida, adolescente aún, antes de dedicarse al mundo de la prensa, Luis Seco de Lucena se sentía particularmente atraído por la pintura. De joven realizaba preciosos dibujos con un insignificante lápiz con el que captaba con total naturalidad las orillas de las playas de Sanlúcar. Allí es donde nació su inspiración de artista, allí es donde escribió acariciado por los rayos del sol e inspirado por el sabor salado que deja el viento en su piel de niño y alimentado por las historias de los pescadores, unos cortos relatos y sus primeras poesías de amor. Pero, con lo que por encima de todo disfrutaba el joven Luis, era con los pinceles. Donde estuviera pronto buscaba a un artista que le pudiera dar clases. Eso mismo, la pintura, fue lo que le llevo a pasar una temporada en Granada, conociendo en Sevilla, donde residía por aquel entonces, en una exposición del pintor granadino José Sánchez Villanueva, la ciudad de Granada. Le llamó la atención, como no podía ser de otra forma, la estructura de la ciudad, su riqueza monumental y las panorámicas de la sierra, todo aquello representado en esto magníficos cuadros. Pero sin duda lo que le hizo decidirse en mudarse y cambiar de horizontes, fue lo que los pintores llegados de todos los horizontes del mundo destacan de Granada: su luz. Pero desgraciadamente lo que él no podía suponer es que no encontraría nunca el momento de volver a coger un pincel. Por una parte echó una pesada cortina sobre su vida artística pero por otra parte se volcó definitivamente, y ello gracias a su trabajo de periodista y director, en otro aspecto que sin duda le llenaría de satisfacción: el poder ayudar a los artistas granadinos.


En estas navidades del año 94 inauguró el Salón con una muestra de pinturas que juntaba a más de 50 artistas que supieron aprovechar esta oportunidad para ofrecer estampas de los rincones de Granada, entre ellos colaboradores del mismo periódico como Diego Marín (1865-1916) que fue el crítico de arte y teatro, Isidoro Marín (1863-1926) que dibujó el famoso sello del gallo blasón del periódico, o Emilio Millán Ferriz (1842-1901?) que redactaba artículos entre los cuales destacan las impresiones de la guerra de Cuba vivida en primera línea. Pintores ya famosos como Jose Ruiz de Almodovar, Jose Larrocha, Jose Acosta Werter, Rafael Latorre, Tomás Martín rebollo, José Rodriguez Acosta, José López Mezquita, Pablo de Loyzaga, Amparo Pareja, González muñoz, etc...
Todos estos artistas no sólo pintaron rincones sorprendentes de Granada sino que también participaron en enriquecer el patrimonio de edificios históricos granadinos. El padre Manjón no dudo en acercarse a ellos para solicitarles que dedicaran horas de su preciado trabajo en pintar los misterios del Rosario para su inmenso proyecto: las escuelas del Ave María.

.......seguirá......

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