viernes, 16 de octubre de 2015

El cuarto Polígono de Granada (10/03/1968)

Señor don Santiago Lozano.

Director de IDEAL

Mi querido amigo:

En el periódico que con tanto acierto diriges, correspondiente al pasado domingo día 3, y con el título "Los tres polígonos de Granada", se publicó un interesante artículo editorial en el que su autor, reflejando exactamente a mi juicio el sentir de los granadinos, se congratula por "algunos logros, perspectivas y circunstancias recientes" que, sin duda alguna, redundan en beneficio de la ciudad. Explica tu redactor lo que van a ser en un futuro próximo en barrio de La Paz, el Merca-Granada y "Agresa" y da cuenta de las gestiones que se han realizado y que se vienen realizando para que los respectivos proyectos plasmen en tangible realidad.

El título del artículo al que me refiero, "Los tres polígonos de Granada", parece excluir la existencia de otros, aunque el articulista no haya pretendido hacerlo. Y como hay en Granada un Polígono Universitario que, desde mi punto de vista (soy catedrático de la Universidad) reviste, en muy diversos aspectos, un interés superior al de los restantes polígonos; y, por otra parte, es posible que muchos granadinos no sepan, o sepan poco, acerca de dicho polígono universitario; y que quienes conozcan su existencia, ignoren las dificultades que ha sido preciso vencer y los esfuerzos realizados para conseguirlo, yo, si tu amablemente me cedes un espacio en IDEAL, voy a intentar ofrecer a tus lectores una información que pretendo sea lo más completa posible.

El de dominio público el sorprendente crecimiento que la población escolar española ha tenido durante los últimos años y, como consecuencia de ello, los dos graves problemas que ha planteado: uno, la falta de docentes; otro, la insuficiencia de locales donde impartir las enseñanzas. Por lo que afecta a la Universidad de Granada, en el transcurso de un quinquenio se ha duplicado el número de alumnos inscritos en sus diversas Facultades, número que, en el curso 1961-1962 se cifró en 5.227 y que, en el actual excede de los 10.000. Al crecimiento del alumnado hay que añadir la mayor especialización que, por causo de progreso de la Ciencia, y de acuerdo al ritmo seguido por otros países, se viene imprimiendo a los estudios de determinados materias y que cristaliza en la división de una Facultad en Secciones, lo cual, a efectos de profesorado y locales, implica la conversión de una Facultad en otras varias. La de Letras granadina consta hoy de cinco secciones.

En Granada, a pesar de que varias Facultades (Letras, Medicina y Farmacia) disponen de edificios propios, independientes del que ocupa la vieja Universidad; a pesar de que, en algunos de estos edificios se han realizado recientemente importantes obras de ampliación; a pesar de que, a efectos de utilización de locales, los cursos de matrícula más numerosa han sido divididos en grupos, de acuerdo  con la capacidad de las aulas disponibles; a pesar de que, consecuentemente, las enseñanzas se explican mañana y tarde, lo que entraña una doble tarea para el profesorado; y a pesar de todos esos pesares, las aulas universitarias no dan abasto para acoger al creciente número que acuden a ellas.

Va para cuatro años que, con certera visión del porvenir, el rector y la Junta de gobierno de la Universidad de Granada, de una parte, previendo la futura concurrencia de las actuales circunstancias; y estimando, de otra, que, había cuenta de la categoría de Granada y del prestigio que goza su Universidad, era necesario dotar de centros de enseñanza superior en armonía con las exigencias del tiempo en que vivimos, decidieron proponer al Gobierno la creación de una Ciudad Universitaria que satisficiese las necesidades, de diversa índole, sentidas por la juventud estudiosa de nuestros días. Una Ciudad Universitaria a la moderna, enclavada en zona verde, con instalaciones deportivas, con mensa académica, para profesorado y alumnos, con centros experimentales de enseñanza, con colegios mayores y con edificios funcionales capaces de contener cómodamente al alumnado.

El ministerio de Educación y Ciencia acogió favorablemente la propuesta de la Universidad granadina, prestándole decidido apoyo económico y el Ayuntamiento de Granada cooperó con entusiasmo y eficacia a la realización del proyecto, mediante la cesión de dos parcelas que, según el plan de Ordenación Urbana, integraban al Parque de la ciudad. Para que la cesión tuviese efecto fue necesario modificar el citado plan de Ordenación Urbana, conseguir informe favorable del Consejo de Estado y de la Comisión Central de Urbanismo y, finalmente, que el Consejo de ministros autorizase la modificación. El expediente se tramitó a pie de marcha y el 14 de agosto de 1965, tras laboriosas e ininterrumpidas gestiones, fue dictado el correspondiente decreto.

Los terrenos cedidos por el Ayuntamiento abarcaban una superficie  de 86.000 metros cuadrados y como el espacio calculado para la ubicación de la futura Ciudad Universitaria excedía de los 200.000 y las parcelas colindantes con las que cedió el Municipio pertenecían a particulares, fue preciso otro decreto, esta vez de expropiación forzosa, que el ministerio de Educación y Ciencia dio el 25 de octubre del mismo año.

Inmediatamente después de ser ocupadas las parcelas cedidas por el Ayuntamiento, comenzó la construcción de algunos de los edificios que integran la Ciudad Universitaria, mientras que se iniciaba el expediente expropiación de los terrenos de propiedad particular, cuya superficie alcanza  a unos 140.000 metros cuadrados y se formulaba el proyecto y presupuesto(que importa dieciséis millones de pesetas) para la urbanización del recinto en que aquélla ha de quedar comprendida, proyecto y presupuesto que han sido ya aprobado por el Ministerio de Educación y Ciencia. Para proceder a la subasta de las obras sólo quedan que sean ocupados los referidos terrenos y cómo convenía acelerar el trámite de su forzosa expropiación, por decreto del mismo ministerio, dado el 27 de junio de 1967, se acordó aplicarle procedimiento de urgencia. Por imperativo de la Ley, la ejecución de este último trámite compete al gobernador civil de la provincia, en cuyas manos se encuentra ahora el expediente.
El Polígono o Ciudad Universitaria queda limitado al Norte por la estación de Andaluces, calle de nueva apertura y la avenida de Calvo Sotelo; al Este, por calle también de nueva apertura y la prolongación de la carretera de Jaén; al Sur, por la plaza en la que se encentra la calle de Pedro Antonio de Alarcón y Fuente Nueva, y al Oeste, por la citada calle de Pedro Antonio de Alarcón. Uno de los centros que integran la nueva Ciudad Universitaria, cuyas edificaciones separan amplios espacios verdes, el instituto experimental para la formación del profesorado de Enseñanza Media, está ya en funcionamiento; en trance de terminación de obras se encuentra el edificio que ha de ocupar la Facultad de Ciencias, cuyo costo asciende a los doscientos millones de pesetas; y en periodo muy avanzado se hallan las de uno de los Colegios Mayores que van a ser emplazados en la Ciudad Universitaria.

A través del tramo del Camino de Ronda que enlaza la carretera de Málaga con la de Motril se descubría, hasta hace poco, uno de los más bellos y sugestivos panoramas granadinos. Era el de la vista general de Granada contemplada desde la Vega. Ahora lo oculta, casi totalmente, el antiestético cinturón de inmuebles que, por estos lugares, oprime el alma atormentada de la ciudad. Por suerte quedó libre de tortura un pequeño espacio cercano al puente de Andaluces y que linda con el recinto del polígono universitario. Este "mirador" de Granada, uno de los pocos que todavía no hemos perdido, tiene asegurada su permanencia. Dará acceso a la más amplia y principal vía de dicho polígono. Gracias a ello, quienes deseen deleitarse con la contemplación del peregrino panorama, podrán admirarlo "in situ" y no le será preciso evocarlo ante el curiosísimo documento gráfico de la batalle de Higueruela que un previsor artista nos dejó, hace dos siglos, en el Monasterio del Escorial. Por otra parte, los edificios enclavados en el referido recinto, que circunda espacios libres y extensa zona verde, ofrecerán bellas y quebradas perspectivas y las construcciones , por su escasa alzada, no dañarán al paisaje.

No es lícito que yo alegue "pro domo mea"; pero, ¿verdad que no estamos acostumbrados en nuestra tierra  a que se despliegue tanta actividad, se obre con tanta eficacia y se ponga tanta diligencia como las que el rector de la Universidad de Granada ha desplegado y puesto en juego para convertir en realidad lo que hace pocos años parecía una quimera?

Un fuerte abrazo. Luis Seco de Lucena.

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