martes, 3 de diciembre de 2013


Luis Seco de Lucena; su destino: ser periodista


El 20 de septiembre de 1880 aparece en la prensa granadina el primer número de un periódico que prometía ser la mano impulsora de los intereses de Granada, de su provincia y de los granadinos. Sin miedo, gozando de libertad de expresión, Luis Seco de Lucena ponía punto de partida a su mayor ambición: un periódico independiente. En su primera página claramente y con orgullo proclamaba: “EL DEFENSOR DE GRANADA es un periódico independiente: “he aquí nuestra profesión de fé. La llevamos por nombre, va tan unida a nosotros que tendríamos que morir para abjurar de ella. Defender con entusiasmo, con inflexible rectitud, los intereses que cobija este hermoso cielo; no doblar la cabeza bajo la pesadumbre y el yugo de los partidos; conquistarse las cariñosas simpatías de un pueblo generoso, interpretando sus aspiraciones, denunciando los abusos que sobre él graviten, es en verdad una empresa levantada, y nos enorgullece el haberla acometido”.

 

Romper con estas declaraciones hubiera supuesto para él, aceptar que  criterios políticos  impusieran a su pluma las palabras o ideas, y por ello en 1914 dejó definitivamente la dirección del Defensor, a pesar de la cláusula del convenio firmado el día de la venta en 1907 que estipulaba que continuaría dirigiendo la publicación con carácter vitalicio.

 

Luis Seco de Lucena dotó al periódico no sólo de una imprenta moderna y sofisticada sino que también puso ésta última al servicio de cualquiera que quisiera utilizarla para sus obras, folletos, publicidad, etc.…Sin embargo, y por encima de todo, son dos las revoluciones que iban a modificar para siempre la prensa granadina.

La primera, llegó con el horario que le impuso a su propia persona durante 35 años, trabajando 18 horas diarias desde la 11 de la mañana hasta las 5 de la madrugada: El Defensor iba a salir ante el asombro de todos, por la mañana a primera hora, imprimiéndose el periódico de noche,  circunstancia nueva en Granada ya que los demás periódicos salían por la tarde.

La segunda, ligada a la primera, resultaba de la voluntad de que las noticias fueran las más recientes posibles. Gracias a la invención del telégrafo, que se incorporó a la redacción del periódico, éste iba a ofrecer a los lectores, dada la época en la que nos situamos, los últimos y más recientes acontecimientos ocurridos en España e incluso más allá de sus fronteras. Llevó esta faceta hasta el punto de ofrecer a lo largo de un mismo día ampliaciones de noticias a través de un servicio complementario.

No cabe la menor duda que para ello, El Defensor tenía un equipo de colaboradores implicados, ambiciosos y de gran valía profesional, además de que, algunos de ellos, estuvieran como corresponsales  repartidos en varias ciudades.

 

Con una herramienta eficaz y una voluntad de acero, el periodista cogió su pluma, no sólo para defender y denunciar injusticias y olvidos, sino también cuando era necesario, dirigirse a la calle para lanzarse a la primera línea de fuego con el fin de conseguir su propósito.

 

He aquí una lista de hechos tan conocidos como lejanos en el tiempo, de los tantos caballos de batalla de Seco de Lucena:

 

En 1884 durante los días que siguieron a los terremotos ocurridos el 24 de diciembre, reunió a través de una suscripción realizada mediante su periódico, los fondos necesarios para la compra de material de primeros auxilios y partió a caballo junto con un amigo médico y un colaborador suyo a los pueblos damnificados y asolados con el fin de repartir equitativamente dicha ayuda. Tan profundamente le marcó la desdicha de aquella gente que quiso poner su grano de arena llevando a su madre una chiquilla huérfana y ofreciéndole así un nuevo hogar.

En 1885, cuando el cólera castigó Granada y ante los estragos que sufría la población granadina, se puso en contacto con las autoridades de Madrid mediante su telégrafo reclamando médicos y fondos excepcionales  para su socorro. A consecuencia de ello, a las 24 horas llegó la tan necesaria ayuda. Entre otras anécdotas encontré en su archivo unas notas donde apuntaba las visitas que realizaba por aquel entonces a familias destrozadas por la llegada del cólera, interesándose por los enfermos y la acogida de los que  habían quedado huérfanos: “ averiguar el paradero de la niña de 8 meses de edad que dejaron huérfana el matrimonio José M. y Pilar G. a consecuencia de la epidemia…….sus hermanos están en la mayor miseria pues la abuela es muy anciana…”.

En el conflicto de la caña de azúcar ofreciendo sus servicios de mediador, consiguió que se resolviera rápidamente y de manera justa aquel problema que parecía no tener fin.

Favoreció el cultivo de la remolacha a través de varios artículos precisos detallados, pues calculaba que aquella industria iba a traer riqueza y trabajo a una Granada castigada por una grave crisis.

También actuó favorablemente, nuevamente de mediador, al intervenir en el litigio entre el duque de Wellington y los labradores de Chauchina obteniendo del duque la condonación de la enorme deuda debida al impago de “los censos de las tierras” que pertenecían al aristócrata.

El jueves 22 de noviembre 1894 las oficinas del Defensor  se trasladan a Reyes Católicos, 8 y se inaugura en la planta de arriba un salón para los artistas en el que exponen sus obras, se organizan veladas musicales y de magia, tertulias, exposiciones permanentes de “artículos de metal blanco” para su venta, y todo ello con el fin de contribuir al desarrollo del arte granadino.

En 1912 funda la Asociación de la prensa granadina, que cumple este año su centenario.

 

Durante más de 20 años se dedicó a realizar visitas diarias al conjunto monumental de la Alhambra, recopilando sus abundantes notas en un libro único: “La Alhambra como fue y como es”, (del que hemos realizado sus descendientes una edición facsímil este año).

Fue nombrado “Vulgarizador de la Alhambra”, y realizó folletos informativos para promocionarla a través de Consulados y diversos Organismos en el extranjero.

 

Granada supo en varias ocasiones agradecerle con entusiasmo y fervor la dedicación del periodista a ella; tan sólo llevaba diez años en la ciudad cuando se le nombró hijo adoptivo.

 

 A fin de cuentas la mejor forma de resumir su día a día, su forma de vivir el periodismo y su carácter es recogiendo una vez más sus palabras: “que, si nuestro poder es menguado, la voluntad que nos anima es indomable, y la esperanza de conseguir lo que nos proponemos es indestructible”.