martes, 26 de mayo de 2015

En este tercera entrega Seco de Lucena explica la importancia de una organización coherente del territorio y la importancia de que se considere y estudie a fondo las singularidades de cada ciudad con el fin de asegurar su crecimiento, inevitable, en una mayor armonía. Después de repasar la organización de otras ciudades buscando en ello la inspiración urbanística de aquellos tiempos, nos habla de Granada conocida en el siglo pasado por la Ciudad de los Cármenes, e intenta lanzar una advertencia basada en los últimos acontecimientos urbanísticos de la época.

EL PAISAJE GRANADINO Y LOS ESPACIOS VERDES

NATURALEZA E IMPORTANCIA DEL DESPACIO VERDE (III) (11/03/1969) Luis Seco de Lucena Paredes

Muchas ciudades poseen notas características que las distinguen de otras. A veces se les alude por esa distintiva. Así, Córdoba es la ciudad de los patios; Écija, la de las torres barrocas; Toledo, la de los Cigarrales. A granada se la llama y se la conoce por ciudad de los cármenes. El carmen es un pequeño espacio verde enclavado en el interior de la población. Casi todas las ciudades del mundo tienen espacios verdes. Viene a ser el pulmón de la urbe. Sirven de respiradero a ésta y de lugar de reposo y recreacción a sus habitantes. Los busca la gente de edad que, aturdida y fatigada por el intenso tráfico y la atmósfera impura de las grandes vías, anhela un paseo tranquilo y sano. En ellos, los niños encuentran apacible y seguro retiro para sus juegos infantiles; y los enamorados, un rincón discreto para decirse sus amores.

Los espacios verdes plasman en parques, jardines. bosquecillos, amplias avenidas con doble hileras de árboles y plazas con abundantes plantas y macizos de flores, Generalmente estos espacios verdes son bienes patrimoniales de los Municipios, que atienden a su conservación y entretenimiento. Sin embargo, hay espacios verdes de propiedad privada. Esto ocurre en Granada con el carmen; y en Londres con ciertas plazas (square) pertenecientes a la comunidad de vecinos que habitan los inmuebles que les rodean. Tales espacios verdes londinenses, situados en plena vá pública, no son accesibles a cualquier ciudadano. Los cercan fuerte rejas y las llaves de las cancelas que les da entrada se hallan en poder de los vecinos de la plaza. Lo supe cuando, tras un fatigoso deambular por las calles de la capital inglesa, pretendí tomara asiento en uno de los bancos de Belgrave Square.

Las más elementales normas higiénicas exigen muchos espacios verdes en las grandes urbes. Los aconseja también un buen gusto. Ellos purifican el aire que envuelve a la ciudad, hacen grato el ambiente que los rodea, y dan colorido al paisaje de su emplazamiento. A comienzos de nuestro siglo se tuvo todo esto en cuenta y no sólo se mantuvieron los espacios verdes en el interior de la población, sino que fueron impuestos en las zonas de ensanche. Así surgió la ciudad jardín, en donde cada inmueble estaba rodeado por espacio verde propio.

En os últimos años las cosas cambiaron. A pretexto de acelerado crecimiento demográfico, se está arramblando con los espacios verdes para transformarlos en solares edificables. Espacios verdes pertenecientes a los municipios menguan su superficie en beneficio de construcciones que se califican de utilidad pública. El afán de lucro de los constructores hace desaparecer los espacios verdes de propiedad privada enclavados en el interior de la ciudad. No sólo, no se obliga a establecer espacios verdes en las zonas de ensanche, sino que, levantan edificios en los que, en dichas zonas existían, La ciudad jardín se convierte en villorrio de amazacotados inmuebles. De esta suerte, la urbe, con detrimento de la estética y daño para sus habit en lugar antes, va perdiendo espacios verdes en lugar de acrecentarlos.

Esto ocurre en España, donde tardíamente y cuando ya pasó la moda, solemos imitar del extranjero lo que consideramos extraña novedad. Pero no ocurre en otros países Así, en el actual París, se sigue un criterio muy distinto. Cada inmueble o grupo de inmueble ha de tener espacio verde propio, generalmente protegido por una cerca y dotado de pequeño parque infantil. Estos espacios verdes, que yo he visto entre otros lugares, en el ensanche de Rueil Malmaison, uno de los arrabales de la capital francesa, sirven de seguro recreo para los niños del vecino inmueble y de solaz y esparcimiento a sus padres y familiares. Ciudades jardín que visité no hace mucho en Norteamérica y Canadá, mantienen intacta su primitiva disposición urbanística; casa exente en medio de amplio jardín cubierto de césped, adornado con arbustos y flores y sombreado por copudos árboles.

En la República Federal Alemana, donde la última guerra mundial, causó terribles estragos urbanísticos, se ha puesto la "moda" de establecer extensos espacios verdes a l reconstruir aquellos sectores  de la urbe que fueron total o parcialmente arrasados por los bombardeos. Pero,además en Bonn, Colonia y otras poblaciones de la ribera del Rhin, los urbanistas están construyendo un tipo de vivienda, que llaman casi mini-familiar, dotada, de jardín propio.En estas viviendas habitan un número muy reducido de familias,a veces solamente dos o cuatro. Una estadística que tengo a la vista, señala que los diez millones y pico de viviendas edificadas en Alemania occidental desde 1949 y 1967, cuatro millones, es decir un cuarenta por ciento,corresponden a casas de tipo minifamiliar, dotadas cada una de ellas, de espacio verde. Pretenden los urbanistas alemanes airear las masas arquitectónicas, diminuir la densidad del vecindario y descongestionar de inmuebles aquellos, de otra suerte, resultarían excesivamente cubiertos por construcciones.

Como escribí al principio, a los españoles suelen llegarnos con retraso las novedades extrañas; y, por otra parte, somos algo caprichosos. Nosotros estamos suprimiendo espacios verdes precisamente cuando los urbanistas extranjeros satisfacen la acuciante exigencia de establecerlos para aliviar la fatiga que a los ciudadanos la urbe moderna causan la vida agitada que vivimos y el aire enrarecido que respiramos.

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